viernes, 12 de diciembre de 2008

Exquisita, dulce, romántica, espectral, El Cadáver de la Novia consagra a Tim Burton como un genio, un maestro y el creador de un estilo propio para la historia del cine.

El Cadáver de la Novia encuentra sus raíces en los dramáticos acontecimientos históricos, cuando en Rusia, los judíos eran perseguidos. En aquel entonces, las pandillas atacaban las bodas judías y mataban a la novia, enterrándola con su atavío. Afortunadamente, Burton ignora estos trágicos hechos y solamente educe de ellos la posibilidad de una narración espléndida con sello de autor.

En el argumento, Víctor y Victoria están comprometidos en un matrimonio arreglado, situación normal y común entre los antiguos judíos, pero no por ello más cómoda; no obstante, desde el primer momento en que los contrayentes se conocen, saben que en verdad son el uno para el otro; sin embargo, en el ensayo, la presión y los nervios evitan que el novio sea capaz de pronunciar sus votos matrimoniales. Triste, desesperado y decepcionado de sí mismo, Victor sale a caminar y a ensayar las nupciales palabras, mismas que pronuncia en medio del bosque, justo encima de la tumba de Emily, una novia asesinada años atrás y al hacerlo, coloca el anillo nupcial en lo que él cree es un rama, pero que resulta ser la mano de la difunta.

Al escuchar la matrimonial propuesta, Emily se pone en pié y se lleva a Victor al inframundo, exigiéndole cumpla la promesa que acaba de realizar.

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